martes 19 de marzo de 2024

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A una joven de 17 años le diagnosticaron artritis por error y murió de cáncer

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Una chica de 17 años murió como consecuencia de un cáncer terminal, apenas unas semanas después de que los médicos le confirmaran que tenía un tumor en la columna vertebral. Hasta entonces, le habían indicado que lo que padecía era artritis.

El caso fue en Escocia y la protagonista de la triste historia es Alix Cassidy. Fue su propia mamá la que dio a conocer la noticia de su muerte, a través de la página GoFundMe en la que estaban recaudando donaciones para afrontar un tratamiento con células madre que esperaban que pudieran ayudar a la adolescente.

Se habían llegado a reunir 17.000 libras que finalmente se utilizarán para el velorio de Cassidy y lo que sobre será donado para eventos de caridad en el Reino Unido.

"Nos encantaría agradecerles a todos por sus increíbles donaciones y mensajes. Lamentablemente nuestra guerrera murió el sábado por la mañana y ahora está en paz", escribió la familia de la joven en ese sitio dedicado a aportes económicos.

La mamá de Alix reveló que la adolescente se largó a llorar y le dijo: "No quiero morir". Sus palabras se escucharon después de que le informaran que su cáncer era incurable. El periódico The Mirror explicó que Caron elogió la fortaleza de su hija y criticó al personal médico por no diagnosticar su tumor antes.

La chica había visitado a su médico de cabecera por primera vez en octubre de 2018, después de que sus dedos se adormecieran. Sin embargo, los especialistas le aconsejaron tomar analgésicos, y luego de nuevas visitas a la clínica, fue diagnosticada erróneamente.

Caron, de 39 años, dijo que los médicos eran indiferentes cuando llevó a Alix al Hospital Universitario Queen Elizabeth e insistieron en que esperara un turno programada para examinar su "artritis" después de Navidad.

La mamá recordó que una simple prueba de reflejos de diez minutos en Nuffield House fue suficiente para que un neurólogo confirmara que Alix no tenía artritis y fue trasladada de urgencia para que se le realizara una resonancia magnética.

Tres horas después del examen, los médicos del Hospital Universitario Queen Elizabeth le dijeron a la adolescente que habían encontrado un tumor en su médula espinal. Tuvo que soportar una operación de cinco horas para que un cirujano tomara una biopsia del tejido alrededor de su columna vertebral.

Permaneció en la unidad de cuidados posteriores a la cirugía durante ocho semanas, cuando los neurólogos empezaron a especular con que podría haber un tumor.

Finalmente, el 25 de abril Alix tuvo otra biopsia y el cirujano confirmó que tenía un tumor canceroso en la médula espinal. Al día siguiente, a la adolescente le dijeron que era incurable.

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