miércoles 27 de marzo de 2024

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Alzheimer: la epidemia olvidada

El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer cuyo objetivo es aumentar la conciencia sobre esta enfermedad y aunar los esfuerzos para desafiar los estigmas existentes y mejorar la calidad de vida de los enfermos y de sus cuidadores.

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Por Dr. Julián Bustin

Se calcula que cada 3 segundos una nueva persona es diagnosticada con demencia, y si bien existen muchos tipos, la enfermedad de Alzheimer es la más frecuente entre ellas (constituye alrededor de entre el 60% y 70% de los casos). Se estima que alrededor de un 10% de los mayores de 65 años y hasta casi la mitad de los mayores de 80 años padecen una demencia. En la Argentina, hay más de medio millón de personas con Enfermedad de Alzheimer y se estima que por el aumento en la expectativa de vida el número de personas ascenderá a más de un millón en 25 años. La importancia de esta epidemia no solo radica en su alta y creciente frecuencia dado que la edad es el factor de riesgo más importante, sino también en el enorme costo social y económico para la humanidad.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad crónica y progresiva. Se caracteriza por una afectación de las funciones mentales superiores o funciones cognitivas (memoria, lenguaje, atención, visuoespacial, etc) como consecuencia de una muerte neuronal acelerada (neurodegeneración) y que lleva de manera progresiva a la pérdida de la capacidad de la persona para desenvolverse de forma independiente en sus actividades habituales de la vida diaria. La hipótesis más aceptada de por qué se produce esta enfermedad, se relaciona con la acumulación de sustancias anómalas de forma tóxica para el cerebro (proteína B-amiloide y proteína TAU), que desencadenan procesos de alteración en la conectividad neuronal, muerte neuronal y consiguiente involución cortical (o atrofia) cerebral.

Actualmente contamos con evidencia científica clara de que diferentes hábitos de vida disminuyen significativamente la chance de desarrollar la Enfermedad de Alzheimer. The Lancet Commission on Dementia Prevention, una de las revistas médica más prestigiosas del mundo, anunció que controlando estos 7 factores: sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, obesidad en la adultez, diabetes, depresión y baja educación formal podría tener el potencial de retrasar o proteger hasta el 30% de los casos de Alzheimer.

Existen dos modalidades fundamentales de tratamiento para las personas con Enfermedad de Alzheimer. El tratamiento farmacológico y el tratamiento no farmacológico. Hasta la fecha no existen tratamientos curativos o capaces de modificar el curso progresivo de la enfermedad, sino que el objetivo de los tratamientos disponibles es enlentecer lo máximo posible la progresión, y mejorar la calidad de vida tanto del paciente como de su familia.

En cuanto a la medicación, hay cuatro fármacos actualmente aprobadas para esta enfermedad. Tres son unos fármacos denominados inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepecilo, galantamina y rivastigmina) que aumentan temporalmente los niveles de un neurotransmisor (acetilcolina) implicado en las alteraciones cognitivas en la enfermedad de Alzheimer. Otro tipo de fármaco aprobado, es la Memantina, que posee un mecanismo de acción diferente a los anteriores, y actuaría regulando la actividad del glutamato, un mensajero químico que en valores elevados patológicamente puede ocasionar una disfunción neuronal. El tratamiento no farmacológico apunta a aumentar la reserva cognitiva y beneficiarse de la plasticidad neuronal que es una de las características permanentes de nuestro cerebro. El tratamiento no farmacológico incluye entre otros estimulación cognitiva, estimulación del lenguaje, terapia ocupacional, terapia basadas en las artes, ejercicio físico y asesoramiento nutricional. Es fundamental como parte del tratamiento el abordaje de la familia, ya que tanto la enfermedad de Alzheimer como otras enfermedades crónicas generan en el entorno un cuadro conocido como “estrés o sobrecarga del cuidador”, por lo que el acompañamiento y poder educar a la familia acerca de la enfermedad, es sumamente necesario. De esto se desprende que el abordaje de estos pacientes tiene que ser necesariamente interdisciplinario y familiar.

Aunque no contamos actualmente con un tratamiento curativo, existen muchos esfuerzos en líneas de investigaciones en todo el mundo para encontrarlo. Hace unos pocos meses, en el último congreso de la Asociación Internacional de Alzheimer, se presentaron datos sobre una droga experimental, la BAN2401, que demostró que puede ser capaz de remover estas sustancias anómalas y tóxicas (proteína B-amiloide) depositadas en el cerebro y podría enlentecer la progresión de la enfermedad. Estos resultados deben ser tomados con cautela, ya que aún quedan otras fases experimentales para confirmar estos hallazgos.

Llevamos más de 100 años desde que Alois Alzheimer describió el primer caso de esta enfermedad. Actualmente es una epidemia y debe ser el compromiso de todos no olvidarla ya que todos somos parte en encontrar el mejor tratamiento para cada una de las personas con esta enfermedad.

Dr. Julián Bustin

Jefe de la Clínica de Memoria del Depto. de Neuropsiquiatría de INECO y Jefe de la Clínica de Gerontopsiquiatría del Depto. de Psiquiatría de INECO.

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