miércoles 27 de marzo de 2024

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El "Dibu", el personaje del año para Mar del Plata

En el Mundial de Qatar 2022, se convirtió en el primer marplatense campeón del mundo y además fue una de las figuras. Una historia de cabeza fuerte y talento que tuvo su recompensa con el mejor sueño cumplido

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De las voladas en los arcos hechos con buzos en la plaza del barrio, a las que todo el mundo vio en el lujoso estadio Lusail. De atajarle al hermano y al padre, a tapar esa pelota increíble ante el francés Kolo Muani.

De ser figura en aquella final el 28 de noviembre del 2004 ante Once Unidos en cancha de Norte, para que la categoría 92 de San Isidro saliera campeona, a destacarse en los penales para que Argentina (y Messi) levantaran la copa del mundo luego de 36 años.

De andar por la calle tranquilo en su Mar del Plata natal, a juntar 140.000 personas una tarde para que lo recibieran y le dieran su cariño.

Emiliano “Dibu” Martínez puso manos, piernas, cabeza y sobre todo corazón para convertirse en uno de los deportistas más importantes de la ciudad. Tuvo paciencia para esperar su momento y luego lo aprovechó con virtudes deportivas, pero también humanas.

Este marplatense nacido el 2 de septiembre de 1992, desde muy pequeño supo que quería ser arquero profesional, desde aquellos primeros pasos en Urquiza, Talleres y San Isidro. Luego se fue a Independiente de Avellaneda con apenas 12 años.

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Allí tuvo como entrenador-tutor-padre a “Pepé” Santoro y le llegó la chance de vestir la camiseta de la Selección Argentina Sub 17 en el Sudamericano y el Mundial del 2009. Sus buenas actuaciones lo pusieron en la mira del poderoso Arsenal de Inglaterra, que lo compró en 500.000 euros con apenas 16 años.

En 2011 llegó su primera convocatoria a la Selección Mayor, para un amistoso con Nigeria por la lesión de Oscar Ustari. Sobre la fecha, el “Dibu” recibió el llamado del “Checho” Batista y como tenía la visa y las vacunas por haber jugado el Mundial Juvenil en Nigeria, se sumó rápidamente.

En octubre del 2019 también fue convocado para dos amistosos, ante Alemania y Ecuador, pero no sumó minutos. Y en la Copa América del 2021 estalló la Dibumanía. Los penales contra Colombia mostraron su lado competitivo, sus virtudes deportivas y su carisma, también una tapada en la final con Brasil y con su valioso aporte llegó el fin de la mala racha de 23 años sin títulos para Argentina.

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Vino a Mar del Plata y ante una multitud en el Polideportivo Islas Malvinas dijo que se iba a preparar para ser "el mejor arquero del Mundial". Llegó Qatar y cumplió. El sueño se hizo realidad. Empezó torcido con la derrota ante Arabia, esos dos tiros al arco que le patearon y fueron dos goles , generaron su bronca y su charla con el psicólogo, otra pieza clave de su gran presente.

Pasaron México y Polonia por la fase de grupos, Australia en octavos, con la gran tapada en el cierre, Países Bajos en cuartos y el show de los penales después del empate agónico, la tranquilidad ante Croacia en semis y la consagración ante Francia, con ese mano a mano ante Kolo Muani y el penal desviado a Coman.

Todo lo que tuvo que esperar para que su mejor momento llegara, lo lento que pasó el tiempo se contrasta con la Montaña Rusa veloz que vino después. Reconocimiento, fama e idolatría. El “Dibu” de Mar del Plata es amado por todos los argentinos.

En su ciudad no podrá salir a la calle tranquilo, o pasar desapercibido, nunca más. La gloria será eterna, porque la sociedad es futbolera, el Mundial lo miran todos y entonces su reconocimiento será infinito.

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Luego de levantar y besar la copa, por si eso fuera poco, en Mar del Plata le otorgaron el Lobo de Mar del Platino, que solo lo había recibido Juan Curuchet tras ser campeón olímpico en Beijing 2008; le pusieron su nombre a un picosatélite que viajará al espacio, le hicieron una gigantografía que es una atracción turística debajo del arco de la Cumbre de las Américas 2005, le quieren hacer un monumento y hasta propusieron que el estadio José María Minella lleve su nombre.

Cuando era Damián Emiliano Martínez y jugaba en la plaza, ponía las manos, las piernas, el corazón y la cabeza. Cuando jugó el Mundial, se transformó en “el Dibu de la gente” e hizo lo mismo. Atajó por 45 millones de argentinos que tenía detrás y les dio una alegría que nunca olvidarán.

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