domingo 24 de marzo de 2024

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Recuerdo

Gallardo se va de River: su verano en Mar del Plata antes de asumir y el asado con Urquiza

El "Muñeco" compartió una cena con el equipo marplatense en febrero de 2013, antes de empezar su exitoso ciclo en el "Millonario". Anécdotas y testimonios de una noche para el recuerdo

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Por Ricardo Juan

-Luis, ¿te molesta si el "Muñeco" se queda a ver el entrenamiento? Dice que no quiere molestar, que después te saluda.

Marcelo Gallardo decidió ir a ver la práctica de General Urquiza, el último campeón de la Liga Marplatense de Fútbol, que se prepara para jugar el próximo Torneo Federal C. La elección no es casual: su cuñado, Jonathan La Rosa, es uno de los refuerzos del equipo. Hace calor y las canchas de Villa Marista están impecables. Relajado, Gallardo camina sobre el césped con uno de sus hijos, observa a distancia los movimientos de los jugadores y escucha el sonido de la pelota. Hace 8 meses que se alejó del ruido del fútbol: tras salir campeón con Nacional de Uruguay en su primera experiencia como entrenador, cumple con la promesa de dedicarle tiempo a la familia.

"Le dijo a Jony que me pregunte si se podía quedar a ver el entrenamiento, cómo si yo fuera el importante, ja". Luis Nicoletti era el entrenador de Urquiza y no se olvida del día de febrero de 2013 en el que Gallardo elogió a su cuerpo técnico. "Cuando terminó el entrenamiento, Jony me lo presentó y tuvimos una charla breve pero súper agradable. Nos dijo que nos felicitaba por la forma de trabajar, que muchos entrenadores de Buenos Aires no tenían el desarrollo que teníamos nosotros. La verdad que él no tenía la necesidad de decirme eso. Y yo re contento...", le cuenta a Ahora Mar del Plata.

La anécdota ya era un motivo de orgullo para el plantel y el entrenador de Urquiza. Pero hay más: para esa noche, el cuerpo técnico había programado un asado para todos los jugadores. La cita era en la casa de Nicoletti. Y a Jonathan La Rosa, hermano de Alejandra, la esposa de Gallardo, se le ocurrió que la historia podía ser completa.

-Luis, ¿te molesta si le digo al "Muñeco" que venga al asado?

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Marcelo Gallardo junto a su cuñado, Jonathan La Rosa.
Marcelo Gallardo junto a su cuñado, Jonathan La Rosa.

Cristian D'Addato espera a Jonathan La Rosa, que lo pasará a buscar para ir a entrenar a Villa Marista. Sabe que La Rosa vendrá acompañado de un exjugador de elite, a quien él miraba por televisión. D'Addato recibe el mensaje, agarra el bolso y sale de su casa de Corrientes y Gascón. Apenas abre la puerta, una camioneta oscura lo está esperando: Marcelo Gallardo es el conductor.

Durante esa semana de vacaciones en Mar del Plata, el "Muñeco" no se desconecta del fútbol y repite la rutina de llevar a entrenar a su cuñado, un delantero con buena técnica, y a D'Addato, un "9" letal. "Cuando volvíamos del entrenamiento le preguntábamos qué habia visto y él siempre respondía muy respetuoso, muy reservado. Igual, te daba su opinión: le había gustado la intensidad, la forma de trabajar y el trato de la pelota", cuenta D'Addato, quien con 147 goles es el máximo goleador del fútbol de la ciudad en los últimos tiempos.

El goleador recuerda con detalles esas charlas durante el viaje de regreso desde la Villa Marista hasta el centro de la ciudad. "Marcelo decía siempre que el grupo es clave. También que es fundamental que el jugador esté convencido de lo que dice el técnico". Y describe otra característica del liderazgo de Gallardo: "Mis amigos me dicen que te convence, que su exigencia es total y que siempre tiene hambre de seguir ganando".

D'Addato es amigo de Ariel Rojas y Carlos Sánchez, claves en el inicio del ciclo de Gallardo en River. Los conoció cuando ambos jugaban en Godoy Cruz y él colaboraba como preparador físico en una pretemporada del "Tomba" en Mar del Plata. Rojas y Sánchez ya no están en River, pero dentro del plantel hay otro nexo entre D'Addato y Gallardo: es Nicolás De la Cruz, hermano de Sánchez. "He ido al hotel a saludar a Nico y siempre que lo veo a Marcelo me saluda. Se acuerda de esas charlas que teníamos con Jony en la camioneta. Tiene una humildad total y es un libro abierto", reconoce.

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Jonathan La Rosa entra a la casa de Florisbelo Acosta entre Chubut y Pedraza, en el barrio Parque Luro. Detrás de él, con pelo largo y una campera deportiva, ingresa el invitado especial. Los jugadores de Urquiza no lo pueden creer: van a comer un asado con Marcelo Gallardo. El "Muñeco" se toma el tiempo de saludar a todos, les estrecha la mano uno por uno, y se sienta junto al cuerpo técnico.

"Estábamos tan ansiosos que creo que tardamos 10 minutos en comer. Terminamos y armamos una ronda alrededor de él para escucharlo. Éramos como 20, algunos filmábamos", cuenta Jeremías Nahra, integrante de ese plantel de Urquiza. "Nos dijo que no tenía problema pero nos pidió que no subamos los videos a las redes. Igual, en ese momento no era como ahora: había Facebook y poco más. Se sacó fotos con todos", recuerda.

"Parecía uno más de nosotros, se mostró súper abierto. A veces ves a otras personas que, sin tanta jerarquía, te marcan una diferencia. Él no, todo lo contrario", explica Nicoletti, más de 7 años después. "Muy humilde, sencillo. Contó muchas anécdotas con lujo de detalle. Y no criticó a nadie", enfatiza Nahra.

Gallardo habló de su última etapa como jugador en Nacional de Uruguay, donde, pese a sus fuertes dolores de rodilla, fue determinante en el título logrado bajo el mando de Juan Ramón Carrasco. "Nos dijo que había sido difícil dirigir a quienes habían sido sus compañeros y nos contó que Bielsa había sido el entrenador que más lo marcó. Te contaba las cosas con alegría, con ganas. No era que te las contaba como diciendo: 'no me rompas más las bolas'. Era agradable la charla", describe Nicoletti.

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"NOS DIJO QUE SU SUEÑO ERA DIRIGIR A RIVER"

Tras dirigir a Nacional de Uruguay, Gallardo no sólo disfrutó de su familia, sino que aprovechó para viajar a Europa y capacitarse. Visitó clubes como Paris Saint -Germain, Mónaco (donde dejó un gran recuerdo como jugador) y Manchester City. Un año y cuatro meses antes de asumir en River, contó su sueño durante el asado con el plantel de Urquiza.

"Nos dijo que el sueño de él era dirigir a River. Había tenido otros sondeos, creo que de Racing, pero tenía la esperanza de dirigir a River en algún momento", señala Nicoletti, al repasar las charlas de la sobremesa. Gallardo hizo realidad con creces el anhelo que compartió en ese asado: su ciclo como entrenador del "Millonario" se extendió por ocho años y medio y se convirtió en el técnico más ganador de la historia de River.

"Tiene como un don el flaco. Hablás y te atrapa. Yo he ido a un montón de charlas de técnicos, famosos y no tan famosos. Hay algunos que te atrapan. Me pasa con Gorosito, por poner un ejemplo. Y con Gallardo me daba esa sensación: te quedás como embobado y no querés que nadie lo interrumpa", dice Nicoletti.

Pese a que durante el asado sus anécdotas fueron el centro de atención, Gallardo, que suele escuchar con detenimiento y tiene una gran curiosidad, se interiorizó por los torneos federales y realizó distintas preguntas. "Marcelo es así, tal como se mostró en ese asado", certifica La Rosa, actual entrenador de la Reserva de River.

El final de la reunión, contado por Luis Nicoletti, denota la calidad del invitado: "Cuando se levantó para irse, yo, obviamente, le súper agradecí. Y me dice: '¿Qué me tenés que agradecer? Yo te tengo que agradecer a vos, que me invitaste a un asado'".

(Nota publicada el 7 de junio de 2020)

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