En el Reino Unido crece el escándalo y la disconformidad con el primer ministro, Boris Johnson, luego de conocerse de las fiestas celebradas en época de confinamiento en la calle Downing Street, la noche anterior al funeral del esposo de la Reina Isabel II del Reino Unido, el príncipe Felipe de Edimburgo.
Por este motivo, hay cada vez más diputados del partido de Johnson que piden su dimisión por el bochorno provocado y, según encuestas del diario Observer, el 48% de los votantes que apostaron por los conservadores en 2019, creen que Boris Johnson debería dejar el cargo de liderazgo del Reino Unido.
"El patrón de comportamiento hace pensar que pueden hacer lo que quieran y que los demás tenemos que hacer lo que nos digan. Eso no es aceptable desde mi punto de vista, no es aceptable para mis electores y no creo que sea un comportamiento aceptable para alguien que dirige el país. Todo ello hace que su planteamiento sea insostenible", dijo Andrew Bridgen, legislador conservador.
A pesar de que esto podría permitir a los laboristas repuntar las encuestas y sacar una ventaja de 10 puntos, aún hay un 22% de conservadores que cree que Johnson debe seguir en el cargo.
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"Es humano y cometemos errores"
El secretario de Educación británico, Nadhim Zahawi, negó que el futuro de Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido esté en riesgo y aseguró que ya se están desarrollando tareas para proteger su imagen.
Esto se da en medio del regreso de los parlamentarios a Westminster después de un fin de semana de sondeos de la opinión pública en que se notó un enojo generalizado con Johnson.
Sin embargo, Zahawi, comentó que el primer ministro permanecerá en el poder, agregando que "es humano y cometemos errores".
Fiestas en Downing Street
Boris Johnson admitió haber estado presente en el evento en Downing Street mientras las medidas de restricción por la pandemia prohibían las reuniones entre no convivientes.
La primera fiesta por la que se disculpó tuvo lugar el 20 de mayo de 2020, en pleno confinamiento, en el que aseguró que estuvo durante 25 minutos para agradecer al personal por su duro trabajo y que consideró que se trataba de una reunión de trabajo.
Sin embargo, luego se conoció que en la víspera del funeral del Príncipe Felipe, el esposo de la Reina Isabel II, también tuvo lugar una fiesta en Downing Street que involucra al primer ministro. Este es el episodio que mayor enfurecimiento causa en la opinión pública.