miércoles 20 de marzo de 2024

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El día que Jacobo Winograd ganó 4 millones de dólares en el Casino de Mar del Plata

El mediático hizo saltar la banca del Casino Central, en el verano de 1986, pero instantáneamente le prohibieron la entrada de por vida.

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El mediático Jacobo Winograd dio a conocer que ganó 4 millones de dólares en el Casino de Mar del Plata, cuando hizo saltar la banca en el verano de 1986. No obstante, le aplicaron el derecho de admisión y el caso trascendió hasta la prensa del exterior. "Salí hasta en el New York Times", aseguró.

En una entrevista con el Diario La Nación, el comediante recordó su obsesión por la ruta, que lo llevó a la proeza en "La Feliz". "Había visitado todos los casinos del mundo y sabía que se podía lograr. Estudié e instrumenté un sistema con muchos jugadores a la vez. Yo les indicaba cómo apostar. Siempre después de errar tres o cuatro bolas, venían cinco siete o diez buenas. Jugaba fuerte, eh. Entonces pensé, ‘si tengo bastante resto y muchos jugadores lo puedo hacer’. Les daba la plata en la calle, porque adentro del casino no se podía ni se puede ahora. Iban y compraban las fichas de chance e imitaban lo que yo hacía. Gané durante cuarenta días seguidos y junté una plata grande con cinco o seis personas, no más", recordó.

En su plan de "poner de rodillas" al famoso casino de la rambla, llamó a todos su empleados de la rentadora de autos y los hizo viajar a Mar del Plata: "Los reuní y les indiqué que todos compraran fichas de chance. Debían jugar en la última bola de la noche de ruleta los números del 22 al 36. Sobre todo 23, 26, 29, 32 y 35, los centrales. Éramos 40 en total: 38 muchachos más mi gerente y yo que apostamos. Tardamos 25 minutos en fichar, estaba lleno de gente. Había como 500 personas rodeando la mesa especial".

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Según el apasionado relato de Jacobo, aquella noche el crupier tiró la bola… “y vino colorado el 32, que está al lado del cero, casi me desmayo o me muero directamente –amplió-. Saltó la banca literalmente. Ahí fue donde me aplicaron el derecho de admisión, porque si bien no cometí ningún delito, no me querían ver más. Me dijeron que tenía que venir a Buenos Aires a cobrar en cuatro veces con cheques, era presidente Raúl Alfonsín, a quien yo amaba profundamente. Fue un escándalo porque los habitués del casino, jugadores que me conocían de muchos años, protestaron cantando: ‘si lo tiran a Jacobo al bombo, va a haber quilombo’. Fui tapa de diarios y revistas, hasta del New York Times”.

Claro que el tema ni el conflicto terminaron ahí. Porque pese a que le aplicaron el derecho de admisión, Winograd al otro día intentó volver a entrar. Obviamente no se lo permitieron. Hoy recuerda que “como no podía ingresar mandé a la misma gente, conseguí una escalera y me trepé a un árbol que daba a una ventana: jugué desde ahí con un walkie talkie. Me acuerdo que mi gente abrió la ventana y corrió la cortina para que yo pudiera ver algo y por lo menos escuchar, aunque me comunicaba por el radio. Ganamos otra vez en la última bola con el “negro 29”. Me caí del árbol de la emoción, me rompí el huesito dulce, estuve cinco meses enyesado. Veinticuatro horas más tarde las autoridades del casino lograron que la municipalidad pode el árbol, te juro”.

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Ese hecho fue el primero que lo llevó a la tevé: “Me invitaron Adolfo Castelo y Carlos Abrevaya a La Noticia Rebelde, era un boom lo que había hecho. Pero con el juego perdí también fortunas incalculables. La primera noche gané casi cuatro millones de dólares. Había apostado 850 mil dólares para lograrlo, cuidado, que no fue gratis. Al otro día con el 29 cobré dos millones y pico. ¿Sabés por qué me aplicaron el derecho de admisión? Porque no podían decir que hice trampa porque la verdad no la había hecho. Me costó estar como 18 años suspendido, pero no me importó”.

Consultado por el periodista Miguel Braillard por el destino de la suma millonaria, Jacobo graficó que la "patinó" toda y su adicción por el juego llegó a complicar su vida familiar. "Hasta que nació mi hija Nazarena yo era un ludópata terrible. No soñaba con una mujer, soñaba con el 23, 26, 29, 32. Para mí hacer el amor era que saliera el 32 en la ruleta. El orgasmo más lindo de mi vida no lo tuve con una mujer, sí con la rula. Estaba muy enfermo. No creo que nadie en la historia argentina haya jugado tanto como yo. Cuando nació mi hija hice un click", razonó.

En sintonía, contó que protagonizó disturbios en otras salas -como en el casino del barco en Puerto Madero y el del Hipódromo- y recibió duras sanciones.

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