Lionel Messi respira frente al micrófono. Ya cantó, ya gritó y ya se desahogó. "Estamos felices", dice al pasar otra vez a semifinales, un paso que ya conoce en su recorrido mundialista y que le presenta un nuevo desafío ahora, en Qatar. ¿Con penales? Qué importa!!! Vuelve a estar a dos partidos de su sueño, que es el de un país y el gran parte del fútbol del mundo.
Apareció, con bronca contenida. Incluso antes de hablar con la prensa argentina, a alguien que se le plantó enfrente cuando se preparaba para hacer declaraciones.
Un Messi desconocido cuando más felicidad tiene. "Sufrimos demasiado injustamente porque Van Gaal vende que juega al fútbol y puso gente alta y empezó a tirar pelotazos", dijo para criticar al entrenador de Países Bajos.
Tan caliente estaba con el director técnico rival que lo fue a buscar, primero con la mirada. Luego le hizo señas con las manos, con un gesto de pico, como quienes cuestiona por lo que habla. Y luego se arrimó, con Edgard Davis cerca, como interlocutor, para decirles bien cerca lo que tenía para criticarles.
También tuvo palos para el árbitro. "No pueden poner a un árbitro así para un partido tan importante", dijo y remarcó que "merecíamos pasar aunque no jugamos un gran partido, que lo jugamos como lo teníamos que jugar".
No conforme con eso, volvió contra el español Lahoz, que amonestó a medio equipo argentino. "Cobraba todas las chiquitas, te jugaba en contra, y en la cancha te das cuenta que te la quiere inclinar", criticó.
El periodista Gastón Edul, que se preparaba para entrevistar a Messi cuando el jugador lanzó el "Qué mirás, bobo", delataría luego al destinatario de esas palabras: era el autor de los dos goles de Países Bajos, Wout WegHorst.