Por Melisa Morini
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Licenciada en Comunicación Social. Creadora y redactora en http://salirdelacolmena.com/
La pandemia a causa del virus Covid-19 continúa mostrando incertidumbre en múltiples aspectos, el sector turístico en particular es una de las actividades más afectadas a nivel mundial. Sin embargo, puede ser este un momento bisagra y así como se plantearon para la humanidad la necesidad de modificar hábitos de consumo y adaptación a nuevas normalidades, es un desafío para el sector rediseñarse y proponer una forma sostenible para vacacionar, en un futuro pos pandémico.
No caben dudas que el turismo es una industria que pisa fuerte en la economía del mundo, que modifica los números del PBI y que significa millones de puestos de trabajo en todos y cada uno de los rincones del planeta. De hecho, se estima que en el rubro trabajan 1 de cada 10 personas y que en los primeros cinco meses del año se perdieron 320.000 millones de dólares por la reducción del flujo de turismo internacional.
También sabemos que no se trata de una actividad sin huella. En otras palabras, me refiero a que los niveles de contaminación que produce son altos. Partiendo de la base de que viajar implica desplazarse y eso es un gasto de recursos impresionante. Además, tiene una alta incidencia en los locales, quienes ven afectado el patrimonio y la cultura.
El turismo que conocíamos previo a marzo de este año, masivo, aglomerado, de derroche y sin control, no tiene un ápice de sostenible. Afecta a los ecosistemas locales, se gastan millones de litros de agua, se consume energía en exceso, se fomenta la compra de artículos de un solo uso generando toneladas de residuos secos descartables, entre tantos otros efectos secundarios.
El futuro es verde
Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, aseguró que “la reconstrucción del sector turístico es un imperativo” y que “debe producirse de una manera segura, equitativa e inocua para el clima. Las emisiones de efecto invernadero relacionados con el transporte podrían repuntar considerablemente si la recuperación no se ajusta a los objetivos climáticos. Prestar apoyo a los millones de medios de subsistencia que dependen del turismo significa crear una experiencia de viaje sostenible y responsable que sea segura tanto para las comunidades anfitrionas como para los trabajadores y los viajeros”.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) entiende por turismo sostenible como el que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas. En otras palabras, compromiso: con el entorno, con las culturas locales y con el trabajo.
En línea, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, dijo que “la sostenibilidad no debe ser ya un nicho del turismo, sino que debe ser la nueva norma en todos y cada uno de los segmentos del sector. Es uno de los elementos centrales de nuestras Directrices globales para reiniciar el turismo. Está en nuestras manos transformar el turismo y que la superación de la pandemia se convierta en un punto de inflexión para la sostenibilidad”.
Sostenibilidad como nueva normalidad
Durante la cuarentena vimos y compartimos sorprendidos videos sobre animales volviendo a habitar lugares que en la rueda del capitalismo no les permitimos ocupar. Viralizamos historias solidarias donde a la gente sólo la ayuda la gente y nos preocupamos por los incendios en bosques y espacios verdes en muchas partes del mundo.
En hora buena, podríamos repensar la manera en la que disfrutamos del turismo y, si bien es difícil planear en una realidad tan cambiante, sí podríamos pensar en cómo lo vamos a hacer cuando volvamos a salir y apuntar a elegir servicios que tengan un alto compromiso con su entorno natural y social, apoyar iniciativas como las que ofrece el turismo comunitario, aquellas que se basen en la conservación y el desarrollo de las comunidades locales.
Guterres reconoció cinco ejes para la pronta recuperación de esta industria: mitigar los impactos socioeconómicos de la crisis, fomentar la resiliencia en toda la cadena de valor del turismo, maximizar el uso de la tecnología en el sector, promover la sostenibilidad y el crecimiento ecológico, y por último, promover las alianzas de forma que el turismo pueda seguir apoyando los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Agregó que “debemos velar porque el turismo recupere su posición como proveedor de empleos decentes e ingresos estables y como protector de nuestro patrimonio natural y cultural”.
En nuestro país y teniendo en cuenta que los viajes internacionales lentamente están siendo reactivados, es el turismo interno a donde hay que apuntar. El futuro, entonces, de este sector debe ir en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debe caminar hacia la sustentabilidad y entendiéndonos parte del todo, somos los que debemos elegir formas de viajar pensando en el todo, con compromiso.
Estamos a tiempo de cambiar el rumbo, de ir hacia una nueva normalidad más empática y menos destructiva, revertir el modelo de consumismo por un modelo de desarrollo social, con identidad local, económicamente independiente y ambientalmente sostenible. Para eso es necesaria la corresponsabilidad entre los actores, la experiencia es auténtica y esa oportunidad es el mejor recuerdo que puede llevarse del lugar.