miércoles 22 de noviembre de 2023

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Ahora Mar Del Plata. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
COMUNIDAD AHORA

Qué hay detrás de la tensión por el Código Urbanístico porteño

El nuevo Código Urbanístico de Buenos Aires desencadena conflictos judiciales y preocupaciones en distintos barrios porteños, generando debate sobre densidad, excepciones y desplazamientos.

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Ahora Mar Del Plata. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
Embed

Desde su aprobación por la legislatura porteña en 2018, el último Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires ha sido objeto de una serie de reveses judiciales y tensiones en varios barrios porteoños. Aunque su implementación se vio retrasada por la pandemia, el año 2021 marcó el inicio de una nueva etapa en la construcción urbana, generando un profundo impacto en la fisonomía de la ciudad y en la vida de sus habitantes.

Una de las transformaciones más notables radica en la eliminación de fórmulas restrictivas que antes limitaban la cantidad de construcción permitida en cada terreno. Esto condujo a un aumento en la densidad edilicia, y en función del barrio, se establecieron alturas fijas para las construcciones. Sin embargo, esta modificación también trajo consigo un polémico efecto colateral: si en un terreno vecino ya existe un edificio que supera la altura máxima permitida, las nuevas construcciones pueden alcanzar esa misma altura.

Esta característica ha llevado a la preocupación de numerosas organizaciones barriales, que alegan que la existencia de múltiples excepciones en la edificación previa permite avanzar con nuevos proyectos constructivos en áreas antes protegidas. En diferentes zonas, se ha observado cómo las obras avanzan hacia los espacios verdes interiores de las manzanas, desafiando la configuración tradicional de los barrios. Agrupaciones vecinales han salido a las calles en protesta contra estas transformaciones, presentando demandas judiciales que han obtenido resultados dispares.

Barrios como Núñez lograron poner en pausa la implementación del código, mientras que en Villa del Parque, Devoto, Chacarita y Villa Santa Rita, entre otros, persisten las demandas por la derogación del nuevo marco legal. En total, más de 20 barrios se han declarado en estado de emergencia urbanística y ambiental, argumentando que el ritmo acelerado de construcción colapsa los servicios y amenaza el valioso patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad.

En el contexto global, la ONU pronostica que para 2050, el 68% de la población mundial habitará en entornos urbanos.

En Buenos Aires, la población ha permanecido en torno a tres millones durante más de 70 años. Si bien los nuevos edificios albergan a algunos habitantes, muchos de estos inmuebles son destinados a alquileres temporarios para turistas. Esta tendencia, sumada al aumento de los costos de los alquileres en la ciudad, suscita preocupaciones en las asociaciones vecinales, que advierten que este fenómeno expulsa a residentes con menos recursos, lo que sugiere que el número total de habitantes porteños puede mantenerse, pero con un cambio en su composición socioeconómica.

La tensión en torno al Código Urbanístico porteño revela una lucha entre la evolución de la ciudad, las necesidades de su población y la preservación de su identidad histórica y ambiental. A medida que los desafíos urbanos se vuelven más complejos y las demandas de la población evolucionan, las decisiones sobre la configuración del espacio urbano adquieren una relevancia crucial para el futuro de Buenos Aires y sus habitantes.

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Te puede interesar