lunes 25 de marzo de 2024

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Rusia 2018

¿Qué le pasa a Messi? Las horas de Leo tras la derrota ante Croacia

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Todos lo miran a él. Sin hacerlo evidente. Tratando de que no se note. De reojo tratan de semblantearlo. De ver cómo está. En el almuerzo, en los trabajos regenerativos en la concentración de la Selección, aquí en la ya soleada y veraniega Bronnitsy. Y Lionel Messi está igual: roto. Por dentro y por fuera. No hay reacción el día después de una nueva frustración con la camiseta de su país.

No hay caso, por más ganas que le meta, por más preparación, por más dosificación de energía que haya planificado hacer en la última parte de la temporada en Barcelona, hay algo que no está al alcance de sus manos. Es algo que le escapa a cualquier plenitud física y futbolística que pueda alcanzar. Es el bloqueo mental que lo somete cuando algo se interpone entre su camiseta 10 y el éxito en la Selección.

¿Qué es lo que le pasa a Messi? ¿Por qué razón Leo se apaga así, de manera desesperante? Nadie sabe responderlo. Ni desde adentro, ni desde afuera. El único que tiene la respuesta es él. O tal vez tampoco. ¿Tiene algún problema más allá del tormento albiceleste? Es el mayor misterio que rodea al astro rosarino por estas horas.

Messi no levanta la mirada. La tiene por el suelo. Como el alma. Como el corazón. Cómo el ánimo. Nada bueno puede surgir de eso. Nada positivo puede presagiarse con esa imagen del capitán deambulando por la concentración, tal como ocurrió sobre el césped de Nizhny.

Leo salió de la cancha apenas consumado el 3-0 solo, en silencio. Fue el primero en meterse al vestuario, sin ganas siquiera de saludar a los rivales ni de juntarse con sus compañeros en el círculo central. Y fue el que encabezó la fila inda a la salida del estadio junto con Claudio Tapia, el presidente de la AFA, que caminaba a su lado.

Micro. Avión. Micro. Habitación 221, sin pasar por el comedor para cenar (era optativa la comida al regreso). Ahí con Sergio Agüero habrán compartido tristezas. Sólo ellos sabrán qué hablaron. Tal vez nada. El Kun fue otro de los visiblemente más golpeados. De hecho, se quedó sentado en el banco de suplentes cuando el encuentro terminó, con la vista en la nada, atónito. Ya todos los demás se habían ido como fantasmas a las duchas y él siguió unos minutos más allí, insoportablemente consciente de lo que acababa de vivir. Hasta que alguien de seguridad llegó para darle una palmada en la espalda y acompañarlo puertas adentro.

Messi sí almorzó este mediodía de viernes junto al resto del plantel. El clima siguió siendo el mismo: de velorio, de eliminación. Mientras los que no fueron titulares salieron al pasto a realizar ejercicios tácticos, el resto hicieron trabajos regenerativos durante esta tarde, entre ellos Lionel. Sin sonrisa, con el alma rota.

Todos lo miran a él. Tratan de que él no se dé cuenta, pero él todo lo percibe. Nigeria hizo el guiño que se necesitaba y hay una vida más. Ahora hay que rezar para que el martes en San Petersburgo exista un nuevo Quito. Que de manera mágica, el capitán se cure de lo que sea que le esté pasando y sea de nuevo el guía de la ilusión celeste y blanca.

Fuente: Clarín.

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