jueves 1 de junio de 2023

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SOCIEDAD

Biólogo marplatense ganó el máximo premio mundial en conservación animal por su trabajo con pingüinos

Pablo García Borboroglu tiene 53 años y desde hace tres décadas está abocado al estudio y conservación de las distintas variedades de esta especie. Le entregaron la distinción en Londres, donde ya había recibido otros importante reconocimiento.

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Un biólogo marplatense recibió la máxima distinción internacional en el área de conservación de especies animales por su trabajo y trayectoria en la protección de pingüinos. Se trata de Pablo García Borboroglu, que es además el primer latinoamericano que tiene en sus manos el Indianápolis Prize.

“Quiero compartir este premio con mi país y llevar alegría en estos difíciles momentos que estamos atravesando. Quiero llevar un mensaje de optimismo y decir que los sueños pueden cumplirse con preparación, trabajo, buenas intenciones y perseverancia”, dijo durante la ceremonia que se desarrolló en Londres para la entrega del denominado "Oscar Verde", por su enorme trascendencia mundial en el mundo del ambientalismo. Fue el elegido entre seis finalistas.

Es nacido en Mar del Plata y fue su abuela quien le transmitió la pasión por las preservación de colonias de pingüinos, que por primera vez visitó cuando tenía 18 años. Un año después ya estaba trabajando para protegerlos de los derrames de petróleos, una tarea que mantiene desde hace tres décadas.

“Preservó millones de hectáreas de hábitat crítico para los pingüinos, lo que es asombroso. Es una voz potente, optimista y experta de la conservación animal y merece acabadamente el Premio Indianápolis de este año”, definió Rob Shumaker, presidente y CEO de la Sociedad Zoológica de Indianápolis, responsable de esta distinción.

Borboroglu dijo al diario La Nación que lamentablemente “el tema ambiental no es prioridad; no está en las agendas de políticas públicas” y confirma que a su criterio “la ciencia es necesaria, pero no suficiente para resolver los problemas del planeta”.

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Desde su labor científica es responsable de distintas acciones. Una de ellas las visitas que realizan chicos a pingüineras, organizadas por la Global Penguin Society que fundó en 2009. También menciona un programa con Disney y National Geographic para multiplicar alcance con su mensaje.

Citó que en la actualidad están trabajando simultáneamente en Nueva Zelanda, que señala como país de origen de los pingüinos, Chile, Argentina y Sudáfrica.” “La protección es esencial porque nueve de las 18 especies están amenazadas”, dijo y mencionó al pingüino africano como el que más peligra. Tenía más de dos millones de reproductores hace un siglo y hoy solo 20.000”.

En la búsqueda de sumar interés en la causa, en particular entre los más jóvenes, creó Club Penguin, juego online en en el que los participantes interactuaban con avatares de pingüinos en un mundo antártico virtual.

“ ¡El impacto fue tremendo! Distribuimos material gratuito y, a través de ese apoyo, creamos el área protegida de Punta Tombo de 3,1 millones de hectáreas: la Reserva de Biosfera Patagonia Azul, de la Unesco, en Chubut. Esto le dio un renombre internacional: es la 15ª reserva con más superficie de océano de la Argentina y más de 1000 especies descriptas.”, describió.

Borboroglu tiene 53 años y no es la primera distinción que recibe por su trabajo, aunque sí la más importante. Antes ya había recibido, en 2018, el premio Whitley de manos de la princesa Ana, de Inglaterra.

Su formación profesional en ciencias biológicas la inició en la Universidad Nacional de la Patagonia y la completó con un doctorado en biología por la Universidad Nacional del Comahue. Fue el paso previo a su incorporación como investigador del Conicet, a lo que luego sumó su designación como profesor en la Universidad de Washington.

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