El hijo de Yiya Murano subastará el juego de té con el que su madre envenenó en 1979 a tres amigas que le habían prestado dinero y el dinero será donado a un refugio de animales de Mar del Plata que da techo y comida a más de 50 perros y gatos.
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SUSCRIBITEEl hijo de Yiya Murano subastará el juego de té con el que su madre envenenó en 1979 a tres amigas que le habían prestado dinero y el dinero será donado a un refugio de animales de Mar del Plata que da techo y comida a más de 50 perros y gatos.
Martín Murano, hijo de María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano -más conocida como "Yiya" Murano- impulsa la iniciativa solidaria y cuenta la historia detrás de esta inusual subasta.
"Yo había regalado el juego de tazas hace muchos años cuando me casé. La señora murió y la hija me lo devolvió. Yo lo quería tirar porque me traía malos recuerdos", dice el hijo de Yiya en una entrevista que brindó a "Buenas Mañanas", el programa de Canal 8, desde el refugio de animales que apadrina desde hace 15 años.
"El escritor y periodista Rodolfo Palacios me sugirió vender el juego de tazas. Pero yo no quería hacer dinero con estas cosas macabras. Yo amo a los animales y surgió la idea de donar todo lo recaudado al refugio de animales. Yo no me quedo con un centavo como dijo un conductor de televisión -aclara-. Todo lo que se recaude viene a parar al refugio, hay que cuidar la salud de los perros".
Martín Murano comenta que ya recibieron varias ofertas, pero todavía el juego de tazas no se vendió. "Tuvimos ofertas del exterior y de acá, pero estamos un poco lejos del valor que pretendemos sacar. Me molestó cuando nos hicieron una oferta muy baja de Estados Unidos, era un revendedor y le dije 'esto no es para que vos hagas negocios'", cuenta.
Al ser consultado sobre el precio de las tazas, el hijo de Yiya Murano da a entender que el valor es elevado: "Si pagaron 20 mil dólares por los anteojos de Barreda, ¿cuánto valen las tazas de Yiya Murano para los coleccionistas de lo macabro?".
Enseguida revela que Yiya "odiaba" a los animales, fundamentalmente a los perros y los gatos. "Lo que ella usó para un fin macabro se transforma en algo noble", remarca.
La iniciativa incluye la subasta del juego completo: seis tazas con sus platos, una tetera, una lechera y una azucarera. "En el refugio hace falta de todo. A los coleccionistas de lo macabro les digo 'muchachos, aflojen la billetera, el cocodrilo, porque con estos valores no llegamos a techar el patio'", señala. Y cuenta que ya compraron 15 cuchas para los animales. "Los perritos no pueden esperar", afirma.
Con dolor, Martín habla del vínculo con su mamá. "No siento a Yiya Murano como mi mamá. No recibí cuidado, cariño, amor y protección. La mucama que trabajó en mi casa fue como mi madre, lo siento así", confiesa. "Soy hijo de una persona nefasta, pero se puede salir adelante", asegura.
Según su hijo, Yiya Murano "era demasiado soberbia como para admitir algo" en alusión al asesinato de sus amigas. "Siempre negó haber participado siquiera en las muertes. A Yiya, como todo criminal famoso, le gustaba mostrarse y jactarse de lo que no era. Firmaba autógrafos aunque no lo creas".
Cuenta que su madre "cobraba" las notas y se creía una diva. "Se permitía hacer chistes con lo que había hecho -recuerda.-. Llevó masas al programa de Mirtha Legrand. Era un personaje muy particular, por algo perdura su nombre como ella quería 40 años después".