miércoles 27 de marzo de 2024

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100 clubes de barrio

"Esquina de tango, pedal y fulbo", una historia de 100 clubes de barrio

La columna dominical en Ahora Mar del Plata de los Profesores de Historia, Eduardo Ferrer y Sebastián Ramirez.

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Por los Profesores Eduardo Ferrer y Sebastián Ramirez

Si bien su fecha fundacional reza 19 de julio de 1942, lo cierto es que el club Nueva Pompeya se puso en marcha tres años antes, cuando el piberío del barrio decidió fundar el cuadro de fútbol. Se juntaban en el bar de Guido y Libertad, el de “Baquero”, para jugar al tiragol y las cartas. Entre otros, José Miguel Ramírez, primer presidente de la entidad, Miguel Andreatta, los hermanos García, Salvador Constantino, Adolfo Burgos, Rodolfo De la Vega, Benito Soteras y Mariano Bianchini. Con ellos, un núcleo aniñado los acompañaba: Raúl y Roberto Ramírez, Enrique, Aníbal y Romeo Grossi, Juan Baquero, Raúl Lenatz, Omar Lopetegui, Héctor Liberatore, Ramón Mauriz, Guillermo Roshental, Vicente Mauro y la estrella que dio el balompié “pompeyano”: Luis Raúl Cardoso. Muy pequeñose calzó la roja y blanca, antes de emigrar a Independiente, Boca y Palmeiras, y jugar en la Selección.

Durante 1947 se produjo el ingreso a la Asociación de Fotball del Norte, en la que tuvo como rivales a Once Unidos, Deportivo Norte, Sportivo Balcarce y Juventud Unida; agregándose, en los torneos siguientes, Al Ver Verás, Sarmiento, Argentinos del Norte, Dock Sud, El Olivo, La Unión, Almagro-La Perla, Los Andes, San Telmo y Villa Primera. Su primera incursión fue todo un éxito, ganándola en calidad de invicto, con las dos camisetas que habrían de representarlos: la clásica roja con la v en blanco y un diseño de bastones verticales en las mismas tonalidades.

En la faz ciclística ingresó a la Federación Mar y Sierras a mediados de la década del 50. Previamente, en la era amateur, solía abrir el calendario con la “Doble Santa Elena”, la “Triple Camet” yla “Doble Mar Chiquita”. Más adelante, se sumaron el Gran Premio “Presidente Perón”, la “Doble Laguna” y la “Doble Copelina”. El club continuó agregando ciclistas a sus filas, destacándose Luis Occhi, Oscar Golfieri, Miguel Molina, Roberto Raschilla, Isidro Fernández, Ramón y Raúl Mauriz. La década del 50 se cierra con el afianzamiento de la “Doble Tandil” y el Gran Premio “Pirelli”.

Se continuó habitando el local de la Avenida Libertad 3908, hasta que en 1953 se pagó el adelanto para la compra del predio que ocupa en la actualidad, cuya propiedad pertenecía a Benito Soteras. La Subcomisión de damas estimuló la función social proponiendo actividades tendientes a reunir a la familia. A las carreras de bicicletas para niños, se sumaron las competencias de carritos de rulemanes o triciclos, además de bicimotores. Una vez por mes, el club se transformaba en escenario de un baile para los vecinos, generalmente en los salones delhotel Acqui.

Silvia Grossi, hija de Enrique, quien fuera varios años vicepresidente recuerda la presencia constante de las familias y vecinos en la sede. “Me acuerdo de llegar a mi casa, y cuando había fiestas en el club, como se preparaba la comida. Mi mamá –Aurora Pozas- hacía fuentones de mayonesa. Entrabas y la veías con un cucharón en una mano batiendo los huevos y en la otra con el botellón de aceite. Eran kilos para los eventos en el club. También recuerdo que los ayudaba a recortar papelitos para una especie de lotería o bingo que hacía en el club y se llamaba borratina.”

En 1955, con la conformación de la 2da de Ascenso, el Nueva Pompeya debutó en el balompié oficial. Curioso hecho fue el que ocurrió en 1957, cuando el “rojo” llevaba dos años en la Liga Marplatense y así lo ilustraba una crónica de época:“Se aprestaba a partir de la sede del Club Nueva Pompeya… el vehículo que llevaría a la cancha del puerto a los jugadores de dicha entidad. En ese momento, a hora cercana a las diez, apareció en el lugar el señor Leopoldo López, árbitro designado para controlar el match entre Pompeya y Banfield. Pidió, por favor, le permitieran viajar junto con ellos para no llegar tarde… Durante el viaje pidió que no apuraran la marcha, pues siendo él quien dirigía el partido no habría problema si no se encontraban en la cancha a las 10:15, hora fijada para la iniciación del encuentro. Sin embargo, no ocurrió así. Pocos segundos después de la hora citada salían al campo cinco jugadores de Nueva Pompeya, momento en que se retiraba el juez López, diciéndoles que habían perdido los puntos.”El juez no atrasó el reloj ni suspendió el encuentro por lluvia, como lo había prometido, y volvió en otro vehículo a buscar la bicicleta que dejó en la sede.

El acontecimiento deportivo más grande en su historia fue el campeonato de Segunda de Ascenso.Escuchar el relato de Adolfo Rivaro estremece de emoción, porque lo alcanzado por este club de barrio fue una verdadera hazaña. Habían dejado atrás los bravíos clásicos, sumado a un milagroso empate tres a tres entre Ministerio y Unión, que los depositaba a las puertas del ascenso:

“Estábamos con unos nervios terribles, no parábamos de pensar en el partido y eso que nos alcanzaba con un empate. Me acuerdo que ese día Celia, la encargada del buffett junto con el marido, el “vasco” Madinabeitía, nos prepararon unos ñoquis para hacer más rápido la digestión. Ni bien terminamos de comer nos fuimos a caminar por la plaza, porque no aguantábamos la ansiedad hasta el momento de ir a jugar. Después fue toda una fiesta, la tribuna estaba llena y estaba toda la gente del barrio que nos acompañó de vuelta en caravana.”

Con un categórico 5 a 1 sobre Unión, se despidió de la última categoría para militar en la Primera B, alistando a Seeip, Henrik, Gatti, R. Villa, L. Villa, Pérez, Acosta, A. Rivaro, Iglesias –goleador del torneo-, Rocha y Baroncini. Bajo la dirección técnica de un personaje entrañable como Carlos “boliche” Domínguez, muy afable pero siempre al borde de la discusión. Los vecinos pompeyanos acudieron en importante número a la cancha de Jara y Peña, alcanzándose una impensada recaudación de 84.600 pesos.

Los festivales, el carnaval, la kermesse y el tango, además de los juegos de salón, fueron una costumbre cotidiana. En la temporada de 1974, se presentaron en Pompeya, glorias de la música rioplatense como el maestro Mariano Mores, Eliane René Scchiani (Beba Bidart), y un juvenil Guillermo Fernández. En lo deportivo, aprovechando las virtudes del estadio “Bristol”, se organizaron veladas de box. La “Maratón del Ayer” reunió a glorias de la actividad y contendientes cercanos al retiro, pero capaces de brindar espectáculo, como Rafael Merentino, Eduardo “Toscanito” García, Ubaldo Sacco, Raul Rizzoy Fermín Chiquilito.

En el año 1986 la Comisión Directiva en pleno abandonó el club y los antiguos asociados acudieron al rescate para evitar el usufructo personal. Entre 1990 y 2016 también fue un lapso de tristeza para la institución que permaneció cerrada y ocupada; sin embargo, la angustia mudó por esperanza en estos últimos años; otra vez los socios de Nueva Pompeya intentan ponerlo de pie.

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“El club es el encuentro del barrio, no sólo deportivo, sino de lo social”.

Sigamos protegiendo la historia y el presente de estos clubes.

También podés seguir las redes sociales de @100clubesdebarrio. Proyecto declarado de interés legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

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