martes 26 de marzo de 2024

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SOCIEDAD

Mar del Plata: el último aliento de las bibliotecas públicas

Toda la información del estado de las mismas, la situación edilicia y la palabra de los biblotecarios.

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En Mar del Plata hay muchísimas bibliotecas que dependen de organismos privados, educativos y de investigación entre otros. La gran mayoría de las estatales dependen del gobierno municipal.

El “Abrazo Solidario” en el Centro Cultural Osvaldo Soriano, ubicado en 25 de mayo y Catamarca y donde se encuentra la biblioteca Leopoldo Marechal es uno de los ejemplos de abandono de estos lugares que antaño tuvieron tanta convocatoria.

Se indagó sobre la bibliotecas municipales y su estado y además hablamos con bibliotecarios de la ciudad para conocer la situación y entender su función ante el avance de las nuevas tecnologías, que van tomando su terreno.

Bibliotecas públicas municipales

El Partido de General Pueyrredon tiene una red de más de 28 bibliotecas públicas municipales. La mayoría son gratuitas y, según la ordenanza municipal que las regula “deben prestar diversos servicios tales cómo crear y fortalecer hábitos de lectura, promover la vigilancia de la herencia documental y bibliográfica y proveer acceso a expresiones documentales de todas las artes y disciplinas entre otras”.

De esas más de 28, la mitad, es decir unas 14 bibliotecas forman parte del Programa de Bibliotecas Protegidas. Creado en 1993, por la Ordenanza N°8986, su objetivo es conceder asistencia bibliográfica, técnica y administrativa a bibliotecas instaladas en los barrios de Mar del Plata y Batán que hayan sido fundadas por asociaciones de fomento o sin fines de lucro.

Esto quiere decir que más de la mitad de las bibliotecas municipales, aunque reciben ingresos del ejecutivo, muchas veces son sostenidas por estas asociaciones ya funcionan como espacios de contención de la comunidad que reside en esos barrios.

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Bibliotecas especializadas

Las bibliotecas especializadas son unidades de información dedicadas a una materia o área de conocimiento. En Mar del Plata existen muchas las cuales son gestionadas por organismos educativos, de investigación o académicos, colegios profesionales, instituciones gubernamentales, entre otras.

Las bibliotecas municipales especializadas son pocas, y entre ellas se encuentra la “Biblioteca Municipal Depositaria de Naciones Unidas y Hábitat”, que se diferencia por responder a los intereses de Naciones Unidas y distribuir información relativa a conmemoraciones y alertas internacionales.

La “Biblioteca Parlante para Ciegos y Disminuidos Visuales” es otra bajo el ala del municipio que trabaja para acercar la lectura a personas que “por diversos motivos no pueden acceder al texto impreso, en especial a ciegos y ambliopes”. Ubicada en la Plaza Peralta Ramos, ubicada en 14 de Julio y Brown es la primera unidad de información de América Latina para personas con discapacidad visual. Aunque está activa y brinda muchos talleres es visible su mal estado.

La “Biblioteca Municipal de Música Astor Piazzolla” está especializada en música y cuenta con un gran patrimonio de partituras de “todos los estilos y géneros, material bibliográfico y fonográfico, que se encuentra a disposición de toda la comunidad de forma libre y gratuita”. Además también posee partituras, grabaciones y documentos de la obra del músico marplatense que le da su nombre.

Está mantenida por la Fundación Papelnonos, ubicada a solo metros de la Biblioteca Leopoldo Marechal. Los miembros de la ONG llevan años intentando ceder el material a la Municipalidad de General Pueyrredon como parte de un acuerdo firmado en el año 1999, ya que el patrimonio allí almacenado se encuentra en comodato legalmente.

Entre las bibliotecas especializadas mantenidas por organismos privados o nacionales, se destacan las bibliotecas de la Universidad Nacional de Mar del Plata que cuenta con su gran Biblioteca Central y algunas menores de cada unidad académica.

Los bibliotecarios y su función social

Ana Villasanti es bibliotecaria escolar y documentalista, y actualmente trabaja en la Biblioteca del Bicentenario de la Escuela Municipal Secundaria n°214 y la Escuela Municipal Primaria n°10.

Según contó a este medio, entre las actividades que realiza un profesional de la información se encuentran la organización, el procesamiento y recuperación de la información del material disponible de una biblioteca. Además su formación les permite colaborar con la preparación de marcos teóricos para trabajos específicos como tesis y tesinas doctorales.

Villasanti además puso en valor el rol del bibliotecario en la era de la tecnología, resaltando que su formación también los prepara para procesar y buscar información a través de la web. “Si un usuario viene y busca una información determinada, nosotros tendríamos la capacidad de recuperar, de buscar, de saber a dónde puede encontrar esa información precisa”.

“Las bibliotecas son importantes para la sociedad porque son el espacio más democrático que existe” dijo la bibliotecaria, haciendo referencia a que es un espacio donde se recibe a todos y todos pueden adquirir conocimiento.

Pero además no solo se satisfacen necesidades de lectura sino que las personas también asisten confiando en que los bibliotecarios tienen más herramientas para ayudarlos: “Si yo tengo internet en mi casa pero no sé usar la computadora o no sé buscar o lo que busco no lo encuentro puedo acercarme a una biblioteca y pedir ayuda a un bibliotecario que seguramente va a tener mejores herramientas y de hecho está preparado para hacer una mejor búsqueda”.

A su vez destacó que la biblioteca cumple una función única: iguala oportunidades. A diferencia de las librerías, en una biblioteca se tiene el acceso a todas las colecciones y libros que pueda desear la persona, sin importar la situación económica de la persona que hace “muy difícil comprar libros”.

La biblioteca hoy en día no es un espacio de única función, sino que “es un espacio donde uno puede formarse y disfrutar de una tarde leyendo historietas, novelas o cuentos pero además es un espacio comunitario porque no es sólo el bibliotecario que está ahí y atiende a la gente, sino que la gente se involucra, participa y es activa en el”, comentó.

Como ejemplo se encuentra el caso de la Biblioteca Pública Protegida “PLAYA SERENA”, donde la bibliotecaria a cargo trabajó en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en un proyecto barrial de formación y educación para la realización huertas orgánicas familiares. Hicieron entrega de semillas, talleres y actividades.

Otro caso es el de la Biblioteca Pública Protegida “GLADYS SMITH” en el barrio Bosque Alegre, donde las madres de la comunidad zíngara encontraron un espacio para aprender a leer y escribir sin tener problemas con su entorno familiar. Hoy en día es una institución de alfabetización para adultos.

La Sala Serena, es una biblioteca lindante a la Comisaría de la Mujer ubicada en la zona sur de Mar del Plata. Se creó un espacio en ella con la finalidad de acompañar a las familias y a las mujeres que sufren violencia familiar y van a denunciarlo. Principalmente es un espacio para los niños que acompañan a sus madres y puedan encontrar en esta sala un momento de despeje y un lugar de resguardo de esas situaciones.

“Eso es una biblioteca, ese trabajo unido con otros integrantes de la comunidad, es lo que busca mejorar la calidad de vida de las personas. Básicamente esa es la función que cumplimos los bibliotecarios y las bibliotecas dentro de nuestra sociedad”, afirmó Villasanti.

Financiamiento: la problemática y los reclamos

Es por este rol que asumen que Villasanti manifestó la situación de enojo que viven los bibliotecarios ante la falta de financiamiento que afecta, por ejemplo, en la no designación de cargos. En el presupuesto del año 2022 estaba prevista la incorporación de 10 nuevos puestos y en el presupuesto de este año, la designación de 30 bibliotecarios más.

En relación a esto, Villasanti dijo que además los profesionales de la información no saben con precisión qué dinero “va a permitir el crecimiento de bibliotecas”. Recordó que “durante la gestión municipal de Gustavo Pulti existía un impuesto específico cuyo dinero era destinado a las bibliotecas para acceder a los materiales disponibles desde las librerías a través de un bono”.

A lo que hizo referencia Villasanti, es a un acuerdo que aquella gestión de gobierno firmó con las librerías, el cual determinaba que el impuesto municipal se podía pagar con libros. A las librerías les convenía porque entregan textos al precio final de venta y a las bibliotecas también ya que recibían material actualizado. Este acuerdo terminó diluyéndose con el pasar de las gestiones.

Asimismo, la bibliotecaria dijo que todos los años en el Concejo Deliberante, se aprueba o no el presupuesto destinado para las bibliotecas y agregó: “Que esté aprobado en el presupuesto no significa que haya dinero”.

En línea con estas problemáticas a finales de 2021 el gobierno municipal finalmente inició obras de refacción y puesta en valor de los espacios del Centro Cultural y la biblioteca, que se encontraban en “muy mal estado”. Desde ese entonces las salas de lectura se encuentran cerradas, todavía no hay una fecha de reapertura y retorno a la totalidad de las actividades, y los avances que se han hecho en el edificio no han sido suficientes.

Fue por eso que el sábado 13 de mayo la comunidad artística y cultural se manifestó en las afueras del edificio subrayando “la necesidad de que la Municipalidad lleve adelante los arreglos necesarios para recuperar las actividades”.

Además allí declararon para los presentes que “no sólo los agentes de la cultura sino la comunidad toda sabemos el valor que entraña el principal Centro Cultural del municipio. Por tal motivo reclamamos la urgente reparación del edificio y el correcto funcionamiento de sus dos salas teatrales, sus bibliotecas, ámbitos de lectura y salón de exposiciones”.

Fuente: Portal Universidad

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