Después de casi 20 años, un viaje agradable que se consolidó desde la pasión por la gastronomía y el servicio al cliente, el restaurante Málaga inicia un camino de despedida. Al menos sus propietarios, que en medio de esta durísima crisis por la pandemia se resisten a cerrar pero ya no pueden evitar desprenderse de su creación.
Confirmaron a Ahora Mar del Plata que decidieron vender el comercio que fundaron en octubre de 2001 y que convirtieron, poco a poco, plato a plato, en una referencia de la cocina marplatense. Con amplia fidelidad de los lugareños y un reconocimiento de los turistas, que desde el boca a boca sabían pronto de las delicias de este local de 25 de Mayo al 3900, en el barrio Nueva Pompeya.
“Lo pusimos a la venta, no se puede más”, asegura Darío D´Onofrio, que con Federico Irigoyen dieron forma a este restaurante con una carta muy valorada por los comensales, por sus sabores y también por sus generosas porciones.
Con la intención de sostener la marca y el lugar es que mantienen una apertura parcial del restaurante, que ahora solo atiende los viernes, sábado y domingo en turno de mediodía. “Probamos durante la noche y solo teníamos dos cubiertos, no valía la pena”, cuenta D´Onofrio, que es cocinero de vocación.
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Tienen 15 empleados con los que ya hablaron sobre esta decisión y, aseguran, encontraron apoyo por este camino recorrido a lo largo de casi dos décadas, período en el que mantuvieron buena parte del personal y en el que se sumaron también las familias, siempre dispuestas a dar una mano en el negocio.
“Mirá que inauguramos dos meses antes de la crisis de 2001, pero esta pandemia lo superó todo”, destaca sobre una situación actual que se les convirtió en un callejón sin salida pero que había comenzado a agravarse durante los últimos años, cuando la rentabilidad se empezó a hacer una meta imposible.
Con pocos recursos y mucha ilusión habían arrancado hace dos décadas con muchas ganas y todo por hacer. “Comprábamos de a un lomo, todo nos costó mucho esfuerzo y fuimos dando forma a este restaurante que nos dio tantas satisfacciones”, remarca D´Onofrio.
Valora el nombre logrado para un establecimiento nuevo y distinto a lo que en esa misma esquina había sido La Alhambra, otro restaurante bien conocido en la ciudad. “Ahora esperamos que alguien tome la posta y pueda continuarlo”, destacó.
Reconoce el esfuerzo porque hasta esta pandemia se mantuvieron abiertos a un ritmo poco frecuente. “Trabajamos siempre de lunes a lunes, no parábamos nunca”, rescata uno de los fundadores, que ahora lamenta llegar a esta instancia.
D´Onofrio asegura que no se despide de la gastronomía porque es lo que más le gusta y ama. “Volveré desde otro lado, arrancaré de cero, pero es mi pasión y ahí voy a seguir”, dijo a Ahora Mar del Plata. Ama cocinar mariscos y por sobre todo las salsas, varias de ellas de su creación y detalle distinguido en la carta de Málaga.
Los dueños del restaurante agradecen al personal por el acompañamiento en este recorrido y ahora, en esta coyuntura difícil, porque entiende que es un momento complicado para todos. “Hablamos con ellos y saben bien cómo nos hemos comportado siempre”, destacaron.