Algunas zonas de Europa atraviesan una reconfiguración; eso está claro. Entre los nórdicos, Suecia y Finlandia dejaron de lado su neutralidad histórica para incorporarse a una alianza de defensa de las magnitudes de la OTAN. Todo a partir de la invasión de Rusia a Ucrania. El "peligro" que alegan los países para incorporarse al bloque militar es aceptado por casi todas las naciones de la región. Sin embargo, Turquía pondría un pie en el freno en este movimiento.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que no se les puede permitir el ingreso a estos países por su supuesto "apoyo" a grupos que amenazan la seguridad nacional de Turquía, como algunos militantes del Kurdistán.
Aunque, en general, la OTAN, encabezada por Jens Stoltenberg, quiere admitir rápidamente el ingreso a Suecia y Finlandia, la declaración del mandatario turco deja entrever que el camino de entrada al bloque para ellos no será tan fácil como parecía en un principio.
Lo importante de esta oposición de Turquía es que el mecanismo de la alianza para incorporar nuevos miembros es la unanimidad. Los 30 países que ya son miembros deben aceptar el ingreso de una nueva nación.
Cuál es el reclamo de Turquía
El problema que tienen desde Ankara con la incorporación de Suecia y Finlandia radica en que estos países habrían supuestamente apoyado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, al grupo extremista de izquierda DHKP-C y a los seguidores del clérigo musulmán Fethullah Gulen, que estuvieron detrás de un intento de golpe militar en el año 2016, según las autoridades turcas.
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De hecho, Suecia ha servido de albergue a muchos kurdos y otros exiliados en las últimas décadas, como para muchos miembros del movimiento de Gulen. Algunos medios estatales turcos también destacan rispideces con respecto a la negativa de Suecia y Finlandia de extraditar a 33 personas buscadas por la seguridad de Turquía.
Como adicional, Turquía argumenta que Suecia y Finlandia impusieron restricciones para la venta de equipo militar a Ankara.
Lo que alegó Erdogan es que no quiere revivir un "error" del pasado de la política exterior turca, cuando se readmitió a Grecia en la OTAN en 1980 y el país tomó "una actitud contra Turquía" con respaldo de la alianza.
Negociaciones y exigencias
Muchos analistas señalan que Erdogan podría estar utilizando estos pedidos de membresía para exigir algunas concesiones a cambio de permitir el ingreso. Se especula con un pedido de parte de Turquía para que estos dos países tomen medidas contra el PKK y otros grupos para lograr el apoyo turco en el pedido de membresía en la OTAN.
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Al mismo tiempo, podría servir para presionar a otros países que ya son miembros de la Alianza de Defensa del Atlántico Norte, como Estados Unidos, para retornar al programa de aviones de combate F-35, luego de haber sido expulsado por comprar sistemas rusos de defensa antimisiles S-400.
Además, el fin del embargo sobre las ventas militares a Turquía sería otro de los pedidos clave del país para aceptar el ingreso de Suecia y Finlandia.
La imagen de Turquía para Occidente
Muchos expertos señalan que la jugada de Turquía podría ser peligrosa para su continuidad armónica con la OTAN y con el resto de los países occidentales, ya que podría empezar a ser visto como un país que bloquea la expansión de la alianza en pos de obtener un beneficio propio.
Soner Cagaptay, miembro del Washington Institute, señaló que "Todo el mundo olvidará las objeciones vinculadas al PKK. Todo el mundo se centrará en el hecho de que Turquía está bloqueando la expansión de la OTAN" y que éso generará una distorsión de la percepción que se tiene internacionalmente del país.
“No hay escenario bajo el cual Turquía no termine siendo vista como el topo de Putin dentro de la OTAN”, señaló el experto.