lunes 25 de marzo de 2024

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Dejó a su perra en una guardería, se escapó y cuando la daba por perdida se dio un final de película

La dueña viajó a ver a su familia y se enteró a distancia de la fuga de su mascota. Regresó para sumarse a la búsqueda y aún no puede creer cómo terminó la historia.

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A Juana no tuvo más remedio que dejarla en una guardería, porque el viaje a ver a su familia durante el fin de semana largo es imposible de hacer con la perra. No era la primera vez y por eso la despidió con la confianza de siempre.

Cuando ya estaba en destino, a más de 100 kilómetros de su mascota, el llamado telefónico la dejó helada: Juana se había escapado y no podían encontrarla. En la desesperación solo atinó a armar un par de bolsos y emprender el regreso, tan pronto como se pudiera.

Mientras tanto su novio, enterado de la situación y más cerca del lugar, se sumó a la búsqueda junto a personal de la guardería. Y no tardaron en sumarse más voluntarios, de tal forma que llegaron a ser cuatro las cuadrillas que se distribuyeron por zonas en busca de rastros de Juana. Un motociclista la había visto y la siguió por un tramo, hasta que la perdió de vista.

“El viaje se me hacía eterno”, cuenta Juli que estaba a menos de una hora de Rosario, donde había dejado a su perra, y no recibía ni una novedad positiva del improvisado equipo que la buscaba.

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Relata que, compartiendo el recorrido con su madre y vaya a saber por qué cuestión del destino, al ingresar a Rosario no tomaron por el camino habitual sino que optaron por un desvío para nada habitual. En ese momento escuchó el grito de su mamá: “¡Juana!”, y cuando giró la cabeza, vio a su perra caminando por la Circunvalación, en sentido contrario a los vehículos.

A ocho kilómetros de la guardería donde la había dejado, “cansada, perdida y asustada” –aclara- se la cruzó la propia dueña. “Me bajé corriendo y entré en el mismo estado que ella, crucé los carriles sin darle bola a los autos y arranqué a correr, Juana se asustó y empezó a correr más”, describió.

Como en las películas, donde los milagros tienen segundos asegurados, la perra cruzaba la calle y los vehículos frenaban para no atropellarla, mientras ella seguía su carrera alocada. Como se le alejaba cada vez más, una comisión policial le propuso a Juli subirse al móvil y llevarla para seguirla. Ahora desde atrás, porque corría en el mismo sentido que el tránsito.

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Hasta que en un momento un auto le cerró el paso, el conductor abrió la puerta y Juana subió, exhausta y asustada, y se acostó sobre el asiento. “Todos empezaron a aplaudir”. Juli llegó segundos después, siempre en la patrulla, para reencontrarse con su perra. Entonces todos lloraron: ella, policías y demás testigos presenciales de la aventura con final feliz.

“Lo cuento acá porque todavía no puedo creer lo que pasó. Juana caminó más de 8km sin saber andar sola por la calle, cruzó toda la ciudad, cruzó Circunvalación un día de finalización de fin de semana largo, con tráfico acorde”, relata la dueña y no puede creer todavía. “Por casualidad, pasé por lugar indicado, en el momento justo y nos cruzamos, porque también podría no haberla visto”, escribió.

Hoy están de nuevo juntas, en casa. Cansadas. Y con una certeza que remarca en la historia que compartió en redes sociales: “Algo la cuidó todo el trayecto y la guío a ella hasta mi, a mi hasta ella. Te amo, Juana. Gracias por salvarme una vez más”.

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